Cueva del santo hermano pedro

Es una cueva-santuario en honor al primer santo canario. Su nombre era Pedro de San José Betancour, pastor de cabras nacido el 21 de marzo de 1626 en Vilaflor. El joven Pedro era un hombre creyente y de intenso fervor religioso. Es posible que aprendiera a leer y a escribir con los Agustinos del convento de Vilaflor. De joven cuidaba las cabras de la familia Soler. Esta familia era propietaria de las cuevas en el barranco de los Saltaderos, próximo al actual aeropuerto Reina Sofía, y actual lugar de la ubicación de la cueva-santuario. Se trata de dos cuevas anexas, una pequeña que cumplía las funciones de cueva-habitación y la otra, más grande, que el corral. En la actualidad el corral se dedica a las ofrendas, y en la habitación hay una imagen del Hermano Pedro y algunos cuadros de su iconografía. Hoy en día estas cuevas están consideradas como uno de los puntos de peregrinaje de la isla.

A la edad de 23 años emigro a América y se estableció primero en Cuba y luego se trasladó a Guatemala, tomó los hábitos de la orden terciaria de los franciscanos.
Recorría las calles de Santiago de Los Caballeros, provisto de una campanilla al encuentro de los pobres, enfermos y necesitados. Su casita de Belén fue el primer establecimiento hospitalario para convalecientes, allí permanecían hasta su total recuperación. También servía de oratorio y escuela. Fundó en 1653 la orden Berlehemita. Allí murió con fama de santo en el año 1667, a los 41 años de edad.
Canonizado por Juan Pablo II en 2002 en Guatemala.
El culto al Hermano Pedro en Tenerife no se sabe si fue simultáneo o posterior a Guatemala. Los primeros datos se refieren al año 1700, aproximadamente 20 años después de su muerte, cuando se inició el proceso de canonización y varios testigos de la isla declararon en la causa.

En la cueva, las personas suelen escribir en un papel blanco sus deseos y agradecimientos, enrollarlos como un cilindro y meterlos entre las piedras de la cueva y dejar ofrendas. También cuando sus favores o deseos son cumplidos regresan a hacer ofrendas; en la cueva verán toda clase de cosas que han dejado los fieles: muletas, las L de los conductores, retratos, fotos, gominolas, placas de agradecimiento por el favor concedido, etc.
También podrán hacer algunas hermosas fotos con un fondo de paisaje árido en los alrededores de la cueva. En los alrededores se encuentra un Ere.

Horarios de visita a la cueva-santuario de lunes a sábados:
08.00 – 14.00 h
17.00 – 18.30 h con voluntarios
Domingos: 10.00 – 13.00 y 16.00 – 19.00

* La cueva para las ofrendas estará abierta todo el día