2025

Un año más lo hicimos, pero esta vez le dimos una vuelta: más color, más emoción, más tradición. Así fue como el 30 de mayo de 2025 celebramos el Día de Canarias en el Aeropuerto Tenerife Sur.

Desde el primer acorde hasta la última bolsa entregada, cada gesto hablaba de lo que somos: un pueblo acogedor, orgulloso y profundamente vivo.

Bienvenida entre folías, sonrisas y tradición

Desde las 10:00 hasta las 15:00, el aeropuerto se transformó en un espacio de fiesta y raíces. Los pasajeros que llegaban fueron recibidos con música en directo, trajes típicos, personal sonriente y un detalle inesperado: una bolsa conmemorativa con un plátano canario y merchandising exclusivo.

El grupo Chabor llenó la terminal de folías, isas y buen ritmo, creando una atmósfera mágica. Muchos viajeros se detenían sorprendidos, grababan con sus móviles o simplemente se dejaban llevar por la emoción del momento.

Un equipo entregado… y vestido para la ocasión

Todo el personal del CIT Sur y parte del equipo del aeropuerto se volcó en la jornada. No solo estuvieron presentes, sino que participaron vistiendo trajes tradicionales, repartiendo bolsas y conversando con los recién llegados.

La Junta Directiva del CIT Sur también se sumó al reparto, demostrando que cuando se trabaja desde el corazón, se nota. Cada entrega era una oportunidad para conectar con quien llegaba a la isla, y muchos visitantes respondieron con gestos de gratitud, curiosidad y alegría.

Artesanía viva, identidad que se toca

Uno de los espacios que más llamó la atención fue el stand artesanal decorado por Meme Alfarero, con piezas únicas que despertaban la admiración y la curiosidad de quienes pasaban. Fue una muestra clara de que nuestra cultura no solo se canta o se baila: también se moldea con las manos y se transmite con historia.

Autoridades presentes, unidas por la cultura

La jornada también contó con la presencia de representantes de diferentes municipios del sur de la isla, que acudieron al aeropuerto para sumarse a la celebración. Su participación reforzó la idea de que el turismo, cuando se vive desde la identidad, puede ser cálido, auténtico y colaborativo.


Una experiencia que deja huella

Los rostros lo decían todo: turistas emocionados, familias que regresaban a casa sorprendidas por la bienvenida, visitantes que preguntaban con interés por la festividad. La acción, aunque sencilla, consiguió algo muy valioso: hacer sentir que aquí, en Canarias, cada persona importa y cada llegada se celebra.

Fue una jornada con alma. Una de esas que se recuerdan por cómo te hicieron sentir.

Y ya estamos soñando con el próximo año.

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